domingo, 20 de marzo de 2016

Intercambio


-Gracias por venir, necesitaba contarle esto a alguien- dije mientras le abría la puerta a mi amigo Enrique.
-Bueno, por teléfono te escuche un poco nerviosa, ¿estas bien?- dijo entrando y caminando hacia la sala -¿Qué te paso?- Pregunto al sentarse en el sillón.
-Si estoy bien, gracias... Es que... Bueno, sólo prométeme que no te burlaras de mi y que tendrás la mente abierta- dije cuando me serví un poco de agua; -Prometo tener la mente abierta- dijo riéndose.

[ 3 días antes]

Es la segunda vez que me tengo que quedar hasta tarde, son casi las 11 de la noche. Mi día estuvo lleno de trabajo, salí por dos horas para comer y regrese Solo quiero llegar a mi casa y dormir, pero era imposible ninguno de los taxis a los que les hice la parada se detuvieron, pasaron 10 minutos hasta que decidí caminar, aproximadamente tardaría 40 minutos en llegar, siempre y cuando caminara rápido.
Iba llegando a la calle "Alfáro", cuando tuve que detenerme a tomar un respiro,llevaba 30 minutos caminando y todavía me faltaban 4 cuadras. Tomé aire y me disponía a seguir mi camino cuando un joven al otro lado de la calle no me quitaba la vista de encima, entre la poca luz de las lámparas y la oscuridad de la noche no podía distinguirlo bien, lo único que pude ver es que era alto y vestía completamente de negro, con una gorra que le cubría medio rostro; trate de no prestarle mucha atención, quise seguir caminando, pero una ráfaga de aire hizo que tropezara; una mano me ofreció su ayuda, era el, estaba de pie frente a mí.
Acepte su ayuda, tome su mano y estaba helada -Gracias- dije mientras me sacudía mis pantalones, levanté la mirada y un escalofrío recorrió mi cuerpo, sus ojos eran tan rojos, como la sangre, su piel estaba grisácea y bajo aquellos ojos tenia ojeras muy grandes, tal vez producto de un trabajo mortal.
-Es algo tarde para que una joven como tu camine sola por las calles vacías, ¿No crees?- Dijo el mirándome fijamente; -Yo ... Yo ... Acabo de salir ... Voy a mi casa- nerviosa respondí, con los escalofríos a flor de piel; -Si quieres puedo acompañarte- dijo con una sonrisa en el rostro, sus dientes eran perfectamente blancos, no podía dejar de mirarlo era realmente bello; -Entonces, ¿Puedo acompañarte?-; su pregunta me saco de mis pensamientos, -Esta bien- respondí, desconfiada.
Caminamos casi en silencio, intercambiábamos miradas seguidas de algunas preguntas.
-Gracias, por acompañarme- le dije mientras abría la reja de mi casa, pero no oí respuesta alguna, al voltear, lo vi, sus ojos se habían tornado negros completamente, su piel estaba aun mas blanca y las venas se le marcaban; puso su mano en mi cuello, hasta el punto de levantarme del suelo; no podía hablar, intente gritar al ver su sonrisa, sus dientes, sus colmillos, ¡Oh cielos, era imposible! En ese momento perdí el conocimiento.

[ Hoy ]

-Entonces, ¿Intentas asustarme?-
-Sabía que te burlarías de mi- dije mirando los coches pasar por la avenida.
-Lo siento, sólo que no puedo creerlo- respondió mientras se burlaba -oye, no me dijiste que paso después de desmayarte, eso fue hace tres días- dijo curioso, voltee a verlo, me reí y le dije -bueno si dejaras de burlarte podría terminar de decirte-, -perdón, continua por favor- dijo.
-Mmm... Bueno, ¿en qué me quede?- Dije al volver mi mirada a la ventana, -¡Ah cierto!, bueno, desperté, estaba muy sedienta y el estaba ahí- dije separándome de la ventana y me reí, lo mire mientras me acercaba, la sed había regresado, le dije sonriendo -Intercambiamos sangre-

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